Después de mucho correr, sudar la gota gorda en la gimnasia bancaria, arreglar agendas y dar aviso, está todo listo y confirmado para el 23, ya no tengo vuelta atrás (los cheques ya los entregué así que estoy "frita").
Hoy me quitaron los frenillos, debería estar feliz, pero .. obvio tenía que ponerle un pero a la cosa... estoy hablando malísimo por la "placa de contención" que me pusieron, nombre que podría ser cambiado perfectamente a elemento de tortura... ok, le puse mucho, no me duele, pero para alguien que debe hablar todo el santo día a los pacientes, es un suplicio ... ni idea cómo me van a entender.
Sé que estoy comportándome como una niña caprichosa.
La verdad, estoy nerviosa ... mmmmm... asustada sería la palabra adecuada. Después de tanto tiempo de espera se acerca el día, ya no habrá cambios, ya no habrá ajustes de último minuto, sí o sí el 23 a pabellón y tengo miedo. Sé que estaré en buenas manos, que estaré acompañada, que mucha gente estará pendiente y enviándome buenas vibras, sé todo eso, pero esta noche la sensación de miedo no se me quita. Supongo que debe ser algo normal, el miedo al qué pasará y la típica mentalidad "optimista" de ¿¿¿qué saldrá mal???.
Debería pensar en forma más optimista, lo sé, pero la niña caprichosa existente en mi lo único que quiere es salir corriendo, pataleando, chillando y llorando a mares a los brazos de su papi y mami para que la protegan de los doctores malos que le quieren provocar dolor.
Lástima, ya soy grande, toda una mujer independiente, que ya pagó por la tortura y no le queda otra que "apechugar" con la frente en alto, dando la impresión de que los nervios ni el miedo hacen mella.
Sólo espero que la buena actriz que soy haga bien su papel ese día... Ya tendré el tiempo de tirarme a los brazos de mi mami (que está acá acompañando a sus "cachorras") una vez que termine todo y esté en mi depa con ella y mi hermana.