Su Gran Majestad

Muchas cosas han pasado desde la última vez que escribí. Episodios buenos y otros no tanto, pero cada uno de ellos sigue enseñándome algo.

El más penoso de todos fue la muerte de nuestra gata Myshu. Era una gata de lo más peculiar, bastante freak, a decir de algunos, pero que se instaló cómodamente en nuestro depa y en nuestros corazones. LLegó, patudamente, unos años atrás. Como "Pedro por su casa" entró por el ventanal y pensó gatunamente :"He aquí un lugar donde podrán aceptar mi manera de ser... Seré Su Gran Majestad Myshu y estas dos personas me servirán como plebeyas", y la muy fresca no se equivocó. Aceptamos sus extravagancias y ella aceptó las nuestras. Era una patética bola de nudos de pelo, toda flaca y sucia... realmente parecía más un güarén que un gato, con su pelo gris mugriento. Con el tiempo fue adquiriendo forma gatuna y se veía decente. "Persa del Bio-Bío" le decía yo, pues algo tenía de gata persa y eso le jugó en contra... y a nosotras también.

Resulta que una enfermedad común en los persas (los gatos, obvio), es que producen quistes en los riñones, pues bien, Myshu era un quiste andando... ella nunca hacía las cosas a medias y era claro que si se enfermaba iba a tener que ser con tutti.

Claro que, como buena gata excéntrica, ella se iba solita a "internar" a la veterinaria cuando se sentía mal, cosa que , hasta el día de hoy se cuenta en la clínica, pues Myshu pasó a ser todo un personaje ahí, no sólo por ser una gata con una gran enfermedad, si no por su caracter, por su forma despectiva de mirar y por hacer que los demás estuvieran pendientes de ella.

No sólo quedaron tras su partida los buenos momentos que nos dio, si no también sus muletillas gatunas, su muy "picante" maullido " chi miauuu" y el hecho de habernos dejado compartir unos buenos años con ella.

Nos quedan esos recuerdos en la mente y , uno que otra cicatriz de arañazo en los brazos de los cuales estamos orgullosas, pues fueron realizados por nada menos que "Su Gran Majestad Myshu".