domingo, febrero 18, 2007

Sábado Especial

Hoy tuve varias experiencias que me alegraron el día.
Me reencontré con alguien a quien quiero mucho, es una persona muy especial, un gran hombre, que tiene la particularidad de ir creciendo día con día, de ser sincero en cómo es y eso, hoy en día , cuesta mucho encontrar.
Me hizo pensar en varias cosas de mi misma, cosas de esas que uno ya sabe, pero que es mejor que se las digan para así no seguir , cual avestruz, escondiendo la cabeza. Veremos si esta cabezota dura mía entiende de una vez que hay que poner "manos a la obra" y no sólo quedarse divagando.
Reconozco, eso si, que he estado haciendo cosas para no hundirme, peleando conmigo misma para sentirme mejor o no sé, para dejar la apatía.
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Hoy vinieron visitas al depa... una especie de club de Lulú, amigas de mi mana, pero que muestran señales de querer que yo también forme parte del grupo, así que eso hice. El socializar así no es mi fuerte, pero salió entretenido. Claro que, obviamente el tema central fueron las "penas de amor" y , por ende, la música estuvo ad hoc. ¡¡¡Qué manera de haber temas "córtate las venas" !!!. Para todos los gustos, casos y situaciones. También tuvimos nuestra sección "fashion", probándonos la ropa que me compré el otro día. Fue una especie de catarsis para cada una de nosotras. Hubo de todo : lágrimas, caras de penas, miradas al vacío, pero condimentado con traguitos, risas y recuerdos jocosos y no tanto, pero terminamos la noche sonriendo.
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También hablé con mi madre y mi abuela (que es la encargada de rezar por mi... jijij cada vez que hablo con ella me dice eso y de ahí me pasa a mi mami). Hablar con mi madre por fono es toda una odisea, le encanta comunicarse y su timbre de voz hace que una se imagine lo que ha pasado y se deja llevar, así que la oreja debe estar preparada para "caldearse" más que un poco.
Charlamos poco esta vez, pero la otra noche, cuando estaba yo encerrada en mi pieza mirando al techo, la llamé... Ahí hablamos largo y tendido, de la vida, de nuestros sentires, de nuestros deseos. Fue reconfortante y a la vez nostálgico, pues mis padres no están cerca. Me hizo ver cuántas veces perdí el momento de hablar con ellos allá, de expresarles mis sentimientos verbalmente y físicamente. Ellos sabían que yo los quería, pero yo nunca lo decía.
Tras dejar el hogar y empezar mi vida lejos de ellos me di cuenta de cuanto, pero cuanto los admiro y amo. No sólo por ser mis padres, si no porque son grandes personas , con grandes cualidades (y también sus defectos), que me dan un cariño incondicional, que no importa la embarrada que me mande, ellos me quieren igual.
Ahora, cada vez que tengo la oportunidad, ya sea por fono o cuando voy a verlos allá, se los digo... les digo que los quiero mucho y que los extraño.
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Me desperté pensando que sería un día cualquiera, sólo un sábado libre con la única novedad de ir al dentista (que me alargó los dientes y aún no me acostumbro), un día como cualquier otro, qué equivocada estaba.
Fue un día diferente... de reencuentros, de recuerdos, de sentimientos, de compartir, de dar y recibir, de abrirme y dejar que se abrieran, de pensar, de soñar, de sólo ser nosotros, sin caretas, sin actuaciones... sólo ser.